miércoles, 25 de julio de 2007

No sé quién soy


Quién soy.Es una pregunta con la que se comenzó esta semana en la clase de redacción,donde el profesor trató de ejemplificar y dar pautas sobre el tema a seguir. En tanto, yo esperaba ansiosa la conclusión que terminó por socavar mi predisposición hostil a tal cuestión, pues tratar de encontrar una respuesta exacta es imposible. Algo vago y difuso en realidad.

Para otros a primera vista esta pregunta es fácil porque con su facha simplista responden: “Soy persona x, tengo número de años, trabajo o soy profesional en tal área”. Sin embargo, la pregunta sigue en el aire porque no somos ni el nombre que llevamos puesto,el número de años ni el trabajo que realizamos. Son tan sólo cosas de las cuales nos apropiamos para describir un poco lo que hacemos .

Podría decirse que la dificultad de esta pregunta se encuentra en la estructura del hombre. ¿Y quién se negaría a esto,si todos somos concientes que somos múltiples personalidades? En cada ocasión, no se actúa de la misma manera ni con la misma intensidad. Entonces la percepción de quién nos conoce en determinada situación es sólo el lado izquierdo del rostro, mujer que llora, de Picasso. Si pudiésemos mostrar en su totalidad todos los ángulos, desboblándolos para verlos en un sólo plano sin ninguna perspectiva para recorrer nuestras extensiones, quizás entenderíamos.

Aún así , sigo en la búsqueda constante y supongo que lo haré a lo largo de mi vida. Este es el juego exquicito porque somos una complejidad, un cambio continuo y, ciertamente, son las experiencias las que nos definen. Ellas nos tranforman una a una, y somos producto de la interacción con el mundo. El no revelar todos nuestros lados y ángulos es el misterio , la parte provocativa para crear la analogía sorprender – comprender.

Diré: soy parte de lo que conozco y de lo que ellos (los otros) perciben.
En realidad no hay una totalidad, ni siquiera desmenuzando mis lados y ángulos (como un cuadro Cubista), podré saber quién soy. El tiempo trae consigo mis ramificaciones.

Sólo quiero ser lo que soy en este instante, la mujer distraída que todos conocen, el alma que huye de la multitud, la soledad a la que me gusta escapar - para ellos antisocial - para mi simplemente tranquilidad. Es esa quietud los paisajes de Monet donde suelo refugiarme. Ese es mi mundo paralelo, mundo donde desato mis agujetas y, con disolvente, quito la capa de esa pintura que me permite mostrarme tal y como soy.

¿cuál es el límite del sueño y la realidad?


Despertar del sueño agudo y profuso de los acordes de su presencia
Despertar del sueño donde el cuerpo es aire de tus días
Despertar del sueño de amantes corriendo del tiempo y la verosimilitud de la cotinidianidad
Despertar del sueño de la humedad de los cuerpos, chorreando de placer y de dolor.
Despertar vacilando con los susurros boca abierta en la mejilla
Palabras que mantienen los ojos bien abiertos y trastornados,
Ojos que insisten en arañar paredes buscando respirar y encontrar una salida
Pero los ojos finalmente se apagan suplicando no mirar a su lado
Mientras la bondad de tu alma acepta el despertad del sueño,
los dedos del amante invierten el tiempo y éste logra someterte a su mundo
y la pesadilla de la realidad se apacigua con el ensueño que él crea.
Son estos los dedos del hechicero tocando acordes: mi menor y la mayor , lento y desenfrenado.
Son estos los dedos del músico sensibilizando las azucenas: esferas de tu cuerpo para lanzarte nuevamente al sueño.
Te mantiene enredada en sus cuerdas de guitarra, tirando de las clavijas , sofócate, dice él, y te deja al hilo de la muerte:
"No respires".
Y lamiéndote el oído: " No despiertes ".

Te mantiene absorta: son mentiras como nube cargada gris que no llueve en invierno.
Aún así, obedeces al individuo trovador de los sueños. Sí, tú lo sabes. Es bajo el poder del alprazolam que esparce sobre tu cuerpo,
pero a pesar de la lágrima de verdad que de muy cerca él contempla ,
se sirve de aquella melancolía para consumir tu cuerpo.
Sacia el hambre de su egoísmo mientras duermes y te adormece.

Él decide finalizar la fábula cuando siente tu cuerpo sediento
y sin ningún remordimiento te olvida en calles desiertas.

¡Contémplate!
¡Obsérvate!

Tienes desnuda el alma,
desnudo el orgullo,
desnudo el cielo,
desnudo el corazón.

Y frente a ti, está él hiriéndote la realidad y el sueño.