domingo, 28 de octubre de 2007

Luna en Otoño



Estoy entrando a la noche. Hoy vi a la luna, parecía somnolienta. No la quería ver, algún día éramos amigas, recuerdo que fue antes del momento que llegue a trizas. Ella había hurgado entre mi alma y mi fe, se llevo mi alivio, el dolor de mujer y mi sensatez.

Hoy al atardecer me detuve frente a las hojas caídas en suelo húmedo con olor a lluvia. Les hice preguntas, pero no quisieron decirme nada. Los árboles del otoño metafórico y
desatento que siempre me deja rápido, el que me pide más preguntas y se olvida de dar respuestas.

Esta noche siento mi alma tocada y agraviada. He volteado de pronto hacia la noche a pedirle un consejo. Haz pecado de malas intenciones y de torpe, me ha dicho al oído. Y en esta noche abierta a la tristeza, de regreso a mi estado natural, acepto que de el no me puedo escapar.

Esta noche deseo que la mitad que perdí estuviera aquí. Ahora las decisiones las tomo yo, pero he pecado de difusa, y decidir no he podido, solo he manoseado mis deseos, como si no bastara mi ex guerra medica. Me he creado guerras de viento, en mal tiempo y con cualquiera y con todos al mismo tiempo.

Yo desearía que estuvieras aquí, porque los medios, los tercios, los vasos medios llenos, las medias naranjas, mis manos vacías, todos, ellos, y yo capitalmente le estamos dando de palos a mi alma.

Dicen que la soledad es buena, y yo solía disfrutarla, apretarla, agarrar una almohada, decirle adiós a los sueños, pretender que nunca me paso nada! Pretender?,… pretensiones de un alma sola, dañada, empacada, arbitrada. Se me juntan un promedio de 6 lagrimas en esta noche insensata, en medio de notas altas de un blues ajeno, se me pone seca la garganta, entono dos notas y el vació se acrecienta en mi guitarra. He entendido que no soy nada. Y que solo las estupideces se pagan.

Me duele esta noche, pero no me quejo, porque me lo debo. Porque mi salida anticipada de noche fría, siempre me repetía - volverás a pedir cielo por infierno. Yo vivo en infierno, del dolor de otros que me hacen sentir. Y si, esta noche merezco sentirme así. Ya no me creo “el me caigo y me levanto”, y es que este blues me ha recordado darle el espacio a mi letargo, a mi momento de incierto, a mi alma derrochada, que no sabe frenarse a un encanto.

Desearía que estés aquí, para darme la mano, sonreír, mirar la luna y dejarme morir en el río de la esquina. Me falta una caída libre, una mano que me empuje al otro lado donde siento que podría nacer de nuevo. Desearía que estés aquí, para que por fin me dejases morir, para ponerme fin, y para hacerme admitir que deje de vivir ayer.

He soñado duro, y a lo bruto. Los sueños se hicieron para dormir, me repetía, con todo trague realidad. La vida me ha hecho seguir buscando el cielo, pero ya no tengo ganas, siento que no tiene sentido, que morí el año 80 y que le debo el cielo a los vivos. Se me fueron las ganas, se me fueron las noches.


AUTOR: VANA