jueves, 26 de julio de 2007

Verano en Invierno



El verano llegó, y sobre ella se posó humedeciendo el rincón de sus objetos.
El calor hizo finalmente su efecto.
Desde fuera una luz roja teñida de ambar vislumbraba entre las rejillas; dos cuerpos sedientos y humedecidos por aquel calor.
Las sábanas explotaron en ardientes sollozos, ella clamó: ¡ apacigua , humedad ; bien amada, mal odiada ,esta sensación!
Y fue así que humedad prosiguió con su efecto.
El instante , tiempo, corto tiempo, minusculo tiempo, minuto, segundo y milesimas de segundos se convirtieron en horas, dias ,meses, años y siglos, donde los cuerpos se deshidrataron de euforia y éxtasis.
Era sin duda aquel verano.

A su vez,los rincones de los amantes se consumieron y se difuminaron quedando seca la emoción.

Efímero, volátil, ella se repitió, mientras la sombra se levantaba delante sus ojos. Pues aquella presencia misteriosa, y excitante convirtiese, nuevamente, en producto de la realidad.
Entonces el calor dejó de hacer su efecto y no hubo más hinchamiento de pasión sobre sus cuerpos y estos se desinflaron cual pasión de enero verano, sobre un julio invierno gris.

Es así que la humedad del amor se condensó, y la frialdad llegó.
Para entonces los labios de la azabache fémina piel blanca no evocaron más palabra alguna y los algodones rosa satín que adornan su rostro se sellaron en caja fuerte con claves indescifrables a su corazón.

En tanto, al otro lado de la tarima estaba él allí acostado en las sábanas que ella acariciaba.
En el cuadro que ella pintaba
En el cuarto rojo que ella amaba
Y en la situación que ambos dibujaban
Éste dejó de mirarla y sus labios también se sellaron.

Murió esperanza
Murió palabra
Murió jamás
Jamás, nunca, jamás
Palabra
Palabra
¿Alguna?
¿Existió?
No existió palabra
No existió aquella situación.

No existes mujer

Finalmente se cerró la puerta tras él . Afuera el invierno le esperaba.
Al otro lado, ella tocando su recuerdo
El lado de ésta quedó manchado con rastros de aquel verano.
El calor aún mantenía húmedos sus labios.
La humedad se siente aún, se dijo para sus adentros (tocándose y masturbándose)
Sin embargo, la garganta quedó seca,
la palabra quedó intacta y su corazón quedó afligido.
Los pensamientos no dejaron de cesar,
el verano hizo su efecto sobre el cuerpo de la amada mal amada y más nunca la rededondes de sus senos, las ondulaciones de sus muslos y el ocre desierto que la reviste se dejaron manifestar palabra alguna.
Ahora, ella aún sigue preguntándose qué fue lo que sucedió .
Y repitiéndose a sí misma para grabar en su piel con música, dijo: “Jamás sabré de ti , jamás supe de ti, sombra te amaba.
El misterio, la humedad, lo etéreo, lo ambigüo. ¿Qué soy , que fui, para ti? No lo sé. Sombra mágica, sólo sé que la humedad sigue aquí , más allá del cuerpo, más allá de la razón, más allá de la pasión, más allá de lo indivisible. Y todo quedó en el recuerdo y en la viva rememorización”

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